Niccolo, un condenado a muerte recibe la visita inesperada de una laica consagrada Catalina de Siena (de la orden de terciarios dominicos conocidas anteriormente como mantelatas), personaje que por medio de una plática conduce el corazón desconsolado de aquel prisionero hacia el camino de Dios, dejando atrás el miedo que siente debido a su trágica muerte, poniendo todo en manos de su intercesora Catalina.