Cuenta la historia de un hombre rico que celebraba todos los días espléndidas fiestas y banquetes, omitiendo el sufrimiento de un mendigo llamado Lázaro que acudía todos los días a las puertas de su palacio a pedirle un poco de comida para saciarse. Cuando ambos murieron, el primero sufre tormentos y el segundo se regocija en el paraíso. En este capítulo se abarca la importancia de la solidaridad en la familia humana, la urgencia de mirar al necesitado y excluido, procurando mediante la misericordia y las buenas obras, combatir las injusticias.