El Peregrino

Jesús ahora está vivo y resucitado. De igual forma como llamó a María Magdalena nos llama por nuestro nombre. La respuesta que le queramos dar es muy personal. Pero, aunque la respuesta sea personal, siempre lleva consigo una misión, anunciar a otros que este encuentro con el resucitado es real porque llena el alma de gozo y de paz tan profundas, que nada ni nadie nos la puede quitar.
san Juan 20, 1-2. 11-18


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